Desde hace más de 15 años...

Cuando eso de "irse" comenzaba a ser un boom, recuerdo que pensaba "por qué tenemos que irnos tantos si quienes hacen mal son unos pocos, son ellos los que se tienen que ir" hice todo cuanto estuvo en mis manos para lograrlo, pero lamentablemente no lo conseguí y luego de tantos años viendo a mi país deteriorarse pues me tocó decidir alejarme.

Lo contradictorio es que solo nos alejamos físicamente porque nuestra mente permanece pensando en todos los que se quedaron, porque he pasado de ser hija para ser padre pues al saber que mis padres están en la calle les escribo mínimo cada hora para saber que están bien, les pido que me llamen al entrar a la casa. Los que nos fuimos lo tenemos todo menos "fácil" porque la angustia por nuestros seres queridos se incrementa.

Vivo en un país que me ha abierto sus puertas, con personas excepcionales, amables, atentas, una cultura muy bonita y con unos atardeceres maravillosos. Como les conté en mi último post, me han hecho sentir como en casa y es ahí donde viene el título de hoy, porque muchas veces entre las conversaciones de qué es lo que más me ha gustado, cómo me he sentido... Nunca falta una pregunta 

Y no extrañas tu país?

Más allá de la comida que quienes me conocen saben cuánto me gusta comer, también tengo mi respuesta obligada...

Sí, desde hace más de 15 años

Porque esa es mi realidad y me atrevo a decir que es la de muchísimos Venezolanos, cómo leí hace poco Venezuela se convirtió en un lugar al que sentí que no pertenecía, estar en un lugar y no reconocerlo como tuyo, eso es extrañar y es lamentable que extrañemos nuestro país aún viviendo en él. Yo extraño la Venezuela en la que crecí, la Venezuela en la que a los 15 años salía con mis amigos y las preocupaciones de mis padres eran simplemente que me portara bien y no que podía no regresar con vida. Extraño la Venezuela en la que podía decirle a mi mamá "Mami vamos a hacer una torta" y en menos de media hora teníamos los ingredientes listos para prepararla. Extraño la Venezuela en la que ibamos al supermercado, llenábamos dos carritos de compra, comíamos algo en el mismo restaurante del super y todo se pagaba con cesta ticket. Extraño la Venezuela en la que un uniforme verde representaba autoridad y decir "Mis tíos son GN" me llenaba de orgullo.

Yo no necesité estar a 4.903 Kilómetros de distancia y hora y media de diferencia para extrañar a mi país, yo comencé a extrañarlo desde que el hecho de pensar diferente era sinónimo de odio y división. Desde aquel momento en el que hermanos se llamaban escuálidos y escatófagos entre sí. Lo extraño desde que ir a votar era sinónimo de temor si pensabas diferente y trabajabas para organismos del estado. Lo extraño desde que la cantidad de muertes a causa del hampa llegó a niveles tan elevados que parece que vivimos una guerra. Lo extraño desde que alguien bajo su título de presidente dejó sin trabajo a más de 15mil empleados en pdvsa. Lo extraño desde aquel nefasto momento en el que unos pocos se apoderaron de todas las bonanzas y nos dejaron en la ruina.

A mi país lo extraño todos los días, como todos los días mantengo la esperanza en Dios de que más temprano que tarde saldremos de ese abismo.

Venezolanos de Calidad!

Hoy me pasó algo tan lindo que me llevó a escribir nuevamente en mi blog porque era demasiado largo para escribir en un simple estado de Facebook.

Resulta que me fui al quiropedista al salir del trabajo y mientras esperaba que me atendieran, me pasó lo que hasta ahora es el mejor momento que he vivido desde que llegué a Santiago. No porque sea primera vez que me suceda (Gracias a Dios), sino por la manera en que sucedió.

Estaba ahí en la recepción del lugar con el recepcionista, un señor de unos 50años mas o menos el cual se portaba muy conversador. Mas temprano que tarde llegó la pregunta a la que ya me he acostumbrado "¿Tú no eres Chilena verdad? ¿De dónde eres?" A lo que siempre he respondido con orgullo "Soy Venezolana" El Sr de inmediato sonrió y me dijo "Vienen muchos Venezolanos a atenderse aquí" y por ahí surgió una muy amena conversación. 

Me contó que vivió en Venezuela por 5 años, del 90 al 95, que conoció muchos lugares y que le parecía que Venezuela es un país muy hermoso, lástima que lo estén destruyendo.. Y fue ahí cuando vino la mejor parte, para ser exactos me dijo en sus propias palabras "Me agradan los Venezolanos, son gente muy amable, regalones, y me siento muy feliz de que estén llegando tantos acá hoy día. Ustedes son un inmigrante diferente, son personas educadas, profesionales." Él hablaba y yo me sentía cual globo de helio jejeje por supuesto no podía mas que agradecerle por pensar así de nosotros. Ya luego me tocó entrar y tuvimos que parar la conversa.

Al salir, que debo destacar la atención es estupenda. Me deseó mucho éxito y terminó con un grandioso "Bienvenida a mi País"

De regreso a casa, me sentí muy feliz. Feliz de saber que para todos los Chilenos con lo que he podido conversar aquí tengan tan buen concepto de nosotros.Y estoy segura que no son solamente los Chilenos, en cualquier país donde hay inmigrantes Venezolanos hay quienes hablen bien de nosotros. Por eso me molesta tanto ver a cada momento como son ahora los mismos Venezolanos en el exterior quienes se han dado a la tarea de publicar por todas partes que los venezolanos que están en X o Y país lo que andan es cagandola. De verdad ya basta de hacer ver lo malo siempre y peor aún que sean los hijos de la misma patria quienes se den la tarea de hacerlo cuando con eso lo que logran es que mas adelante se generalice y no sean "Aquellos Venezolanos" sino "Todos los Venezolanos".

Yo llevo nada aquí, porque la verdad dos meses me parece nada. Pero en ese tiempo nunca he visto al primer Venezolano que esté haciendo algo mal o fuera de orden, si los debe haber pues de todo hay, pero en mis 8 semanas en Chile lo que más he conseguido es a Chilenos que hablen bien de nosotros.

Así que de verdad lo que pido a todos los Venezolanos que al igual que yo decidieron irse a otro país, que hagan TODO por dejar el nombre de Venezuela en ALTO! Que el común sea escuchar cosas buenas de nosotros y que seamos bienvenidos donde quiera que vamos.